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viernes, 17 de agosto de 2012

Feminismo de género: una ideología totalitaria

Feministas de género y feministas de equidad

En la actualidad, aparte de todos los problemas que nos acucian, nos encontramos en presencia de un tema que invade con mucha fuerza nuestra sociedad: la propuesta de la Ideología de Género promovida por un grupo que trata de confundirse bajo una sola denominación: el feminismo.

La escritora Christina Hoff Sommers en su libro “Who Stole Feminism” (“¿Quién se robó el Feminismo?”), acuñó el término “feministas de género” para distinguir el feminismo de ideología radical surgido hacia fines de los años 60, del anterior movimiento feminista de equidad.

Pero, no podemos dejar de constatar que existen diferencias entre el feminismo de ideología radical surgido hacia fines de los años 60 y el anterior movimiento feminista de equidad.

Feministas de Equidad
El feminismo de equidad, tal como lo define Hoff Sommers, es sencillamente “la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos”. Quiere decir, que una feminista de equidad quiere para la mujer lo que quiere para todos: tratamiento justo, ausencia de discriminación. Pero en ningún momento se presenta entre sus ideales el abolir su identidad, ni hacer de la “igualdad en dignidad” con el hombre una “igualitariedad” aboliendo lo más propio de sus diferencias que constituyen su ser personas.

En la tradición bíblica misma encontramos la base de la igualdad, como así también la diferencia entre el hombre y la mujer. “Ser hombre, ser mujer es una realidad buena y querida por Dios: el hombre y la mujer tienen una dignidad que nunca se pierde, que viene inmediatamente de Dios su creador” (CIC 369)(cf. Gn 2,7.22). Sigue el Catecismo de la Iglesia Católica en el mismo número: “El hombre y la mujer son, con la misma dignidad, "imagen de Dios". En su "ser-hombre" y su "ser-mujer" reflejan la sabiduría y la bondad del Creador”.

Puesta la base de la igualdad y la diferencia queridas por Dios para el ser humano, conviene insistir en la afirmación de que, en el relato del proyecto creador de Dios, no existe nada que indique que el propósito de la diferenciación sexual tuviera la intención de que una mitad de la humanidad gobernara a la otra mitad.

El texto bíblico que describe la creación de todo lo visible e invisible, está impregnado del concepto de organización jerárquica (el universo entero, desde las estrellas en el firmamento hasta los peces en el mar, es cuidadosamente organizado en una jerarquía de orden). Pero una sutileza, que muchas veces pasa desapercibida para cualquier lector de la Sagrada Escritura, es el término usado para describir la relación del hombre y de la mujer indica que esta relación era de igualdad y reciprocidad, y que cualquier concepto de supremacía de uno sobre otro le es ajeno y no puede ser impuesto sobre él. Es más, el principio de “supremacía” de uno sobre otro ni se menciona ni está implícito en el relato de la Creación.

La Iglesia afirma que la igualdad y la diferencia entre el hombre y la mujer son queridas por Dios, por eso, en el número 372 del Catecismo de la Iglesia Católica sostiene, que “El hombre y la mujer están hechos "el uno para el otro": no que Dios los haya hecho "a medias" e "incompletos"; los ha creado para una comunión de personas, en la que cada uno puede ser "ayuda" para el otro porque son a la vez iguales en cuanto personas ("hueso de mis huesos...") y complementarios en cuanto masculino y femenino (cf. Mulieres dignitatem, 7).

Feministas de género

El feminismo de género es una ideología que pretende abarcarlo todo. Su opinión acentúa por ejemplo que la situación de la mujer ha empeorado mucho en las últimas décadas, mientras la realidad nos muestra que las mujeres están ganando protagonismo dentro del entramado político-social.

Este nuevo feminismo no pretende únicamente acabar con el privilegio masculino, sino con la distinción natural entre los sexos. Las diferencias genitales entre los seres humanos pierden toda importancia cultural, y no sólo cultural, porque también pretenden sobrepasar las diferencias biológicas y psicológicas; creando una suerte de seres humanos que nacen asexuados y que se autodefinen en un determinado momento, pero que esta decisión no es otra vez determinante, porque estos seres pueden cambiar de “género” en base a sus gustos circunstanciales.

Esta ideología está logrando condicionar incluso las políticas públicas del mundo entero con la intención de destruir o modificar radicalmente muchas de las instituciones sobre las cuales se cimienta la misma civilización, tales como: la igualdad ante la ley, la familia y el matrimonio. Por esta razón debe constituir una grave preocupación esta nueva visión que se está imponiendo a pasos agigantados en nuestra sociedad.

Principalmente para la familia constituida formalmente por el hombre y la mujer, esta ideología es muy peligrosa, porque sostiene que las instituciones culpables de la explotación sexual son el matrimonio y la familia. Por eso, tenemos que conocer lo que realmente predica este tipo radical de feminismo, porque bajo las apariencias de “igualdad” están tratando de destruir totalmente la base misma de la sociedad, como viene a ser la familia; injertando como su sustituto uniones entre personas del mismo sexo.

Pero, el feminismo radical, no sólo pretende imponer un nuevo tipo de visión y actitud ante el sexo, sino que pretende destruir la misma naturaleza que determina los elementos biológicos, psicológicos y espirituales que hacen diferentes al hombre y a la mujer.


En términos contundentes y claros, la finalidad última de la lucha feminista de género es convertir la actual sociedad en una “sociedad sin sexos”, de modo que podemos concluir, que este feminismo de género, a diferencia del feminismo de equidad, es una nueva ideología totalitaria.


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