Una Diócesis católica en el corazón de Latinoamérica. Avanzamos con la renovación auténtica querida por el Concilio Vaticano II y los Papas formando sacerdotes según el Corazón de Cristo para la celebración del Santo Sacrificio de la Misa y la predicación de la Palabra.

miércoles, 10 de julio de 2013

La oposición a la doctrina de la Iglesia es la garantía para el éxito

En la Iglesia, estamos encontrándonos con un fenómeno que recorrió con ella durante su historia milenaria, pero que hasta ahora no había tomado la característica que actualmente posee; se trata del hecho de que la clave para el éxito en materia de doctrina y enseñanza religiosa es la manifestación de desacuerdo o crítica a la doctrina de la Iglesia. Antes esta disidencia era tolerada, pero ahora, ya en varios medios eclesiales pasó a ser hasta privilegiada. 

Siguiendo con este razonamiento, en muchas partes, existen teólogos que cobraron prestigio en el ámbito eclesial, después de haber tenido fuertes disputas con la Congregación de la Fe. Mientras que los teólogos que se mantienen fieles a la doctrina de la Iglesia son respetados, pero tildados como adherentes a una doctrina caduca y que tiende a desaparecer sistemáticamente, y este proceso es acelerado en la medida en que las voces fieles son silenciadas en los distintos ambientes eclesiales.

Esta situación encuentra proyecciones bastante negativas dentro de ambientes eclesiales más reducidos, como podría citarse una diócesis o una parroquia, porque la idea de éxito como fruto de la oposición al Magisterio de la Iglesia está tomando una fuerte socialización por causas diversas, donde se podrían citar entre otras cosas: la doctrina tradicional considerada como algo caduco, la renovación como descarte de la tradición, la transmisión de la verdad como una Iglesia puesta al ritmo de la moda, etc.

Ante esta situación, es urgente hacer un nuevo llamado a la fidelidad a la Iglesia, que los sacerdotes y teólogos no pretendan entrar nunca dentro de la lista de los “disidentes privilegiados”, sino que luchen para que las verdades de la doctrina católica, que se fundamentan en la Sagrada Escritura y en el Magisterio de la Iglesia, encuentren cada día una mayor aceptación y comprensión dentro del pueblo querido por Dios.