Cuarenta años
Cuando la Iglesia enfrenta desafíos especialmente difíciles, reúne a los Obispos en un Concilio para dar una respuesta adecuada a esos desafíos. Lo curioso – e históricamente comprobado – es que los Concilios resuelven los problemas doctrinalmente, pero los cuarenta años que siguen a un Concilio son años donde los problemas, resueltos en teoría, explotan y se complican en toda la Iglesia.