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viernes, 28 de mayo de 2010

Qué hacer con la vieja Iglesia en el mundo moderno

Observamos estupefactos cómo la sociedad rechaza con fuerza todo lo que pueda venir de parte de la Iglesia y de forma especial del Papa. Pero esta situación no es nueva sino que ya se viene gestando y agravando desde hace mucho tiempo. Nuestro siglo es consecuencia de las elecciones anteriores, y así tenemos un siglo secularizado y secularizante, laicista hasta el cogote y con un rechazo febril a todo lo que suene a religioso.


A partir de la Ilustración (s. XV) existe en el mundo un movimiento que considera a la Iglesia demasiado anticuada para el hombre moderno. Su ritualidad, dogmas y estabilidad en todo –dicen– les parecen a algunos como una especie de “corset” insoportable del que hay que deshacerse a como de lugar. Los nuevos tiempos de la modernidad ya no necesitan de todo este “bagaje mitológico y meramente cultural”.

Esta cuestión se hizo cada vez más radical con el progresivo desarrollo del pensamiento moderno. La pauta que se debía seguir era que todo debería ser verificable científicamente y de esa forma se produjo una imposición del concepto moderno del mundo: se excluye la intervención de Dios, de los milagros y de la Revelación.

En este contexto “acultural” –pues consideramos la cultura en su significación más profunda como relación del hombre con la integridad de lo que existe, incluida la divinidad– el hombre podría tener religión si quería, pero eso era algo solamente subjetivo, lo cual significa que se reduciría únicamente al ámbito personal y privado: una religión desprovista de culto público, de moral obligatoria y de liturgia “pomposa”; un “haga cada uno lo que mejor le plazca”. Esta religión inmanentista y personal no podría, obviamente, tener relación con ningún objetivo común, vinculante y dogmático: cualquier dogma será considerado contradicción con la razón humana.

Frente a toda esta postura ideológica, la Iglesia se mantuvo firmemente en contra y así se mantendrá siempre. Una religión reducida a la subjetividad no tiene ninguna fuerza formativa, porque en ella el sujeto es el que se forma a sí mismo. ¿Puede acaso cada uno darse lo que no tiene? Nada puede llegar a ser lo que no es. Es evidente por sí mismo. Es necesaria pues una fuerza superior al mismo hombre que lo eleve sobre sí mismo.

Ciertamente, la sociedad no volverá a ser como era en el Medioevo. Por lo menos en un tiempo próximo. Pero tampoco la Iglesia ni su mensaje, la fe en Jesucristo, se ha hecho una antigüedad de museo. El mensaje es siempre actual y necesario para el hombre que busca saciar un deseo que con respuestas puramente racionalistas no podrá satisfacer. Ese deseo sobrepasa la fuerza de lo puramente inmanente y “científico” –en cuanto demostrable experimentalmente– y sólo podrá ser colmado con una respuesta acorde a su naturaleza, la espiritual.

+Rogelio Livieres

2 comentarios:

Claudio Ozorio dijo...

Creo que el titulo es discutible,pero no deja de ser cierto,que existe un secularismo campante,especialmente en Europa que responde a comparación de la Iglesia de la Odisea en Ap,2,14-21,como aproximacion de que porque es rico en lo material,no se da cuenta que es pobre y desnudo de valores,de ahi que la Iglesia en America Latina,en su pobreza es testimonio y futuro de la Iglesia Universal.Su San Servio de Dios Papa Juan Pablo II nos recordada
en Eclesia en America 27,un pequeño fragmento:La conversion si falta la conciencia de las exigencias de la vida cristiana y no se pone esfuerzo en llevarlas a cabo.A este respecto,los Padres Sinodales han señalado que por desgracia,existen grandes carencias de orden personal y comunitario,tanto con respecto a una conversion profunda como respecto a las relaciones de ambientes,las instituciones y los grupos de la iglesia.Esa proyeccion debe tener la Diocesis cumplir con las Metas de ser humildemente Discipulos y Misioneros para que nuestros Pueblos tengan en El tengan vida.

Anónimo dijo...

La Iglesia vieja? La Iglesia siempre es nueva viejos los cerros. La Iglesia de Jesucristo ha estado animada siempre por el Espíritu. Me permito hacer una acotación: La Iglesia siempre incomodo a la sociedad de su tiempo. Recuerde el Imperio Romano, la Sociedad Judía de su tiempo, Los mendicantes en medio de la burguesía, los martires en todos los rincones de la tierra. La Iglesia ha sido anticuada siempre y lo seguirá siendo. Lo que debemos insistir en como dice el título del blog permanecer firmes en la fe. La fe como encuentro con Dios y que el Vaticano II se ha encargado de explicarlo bastante bien en la Dei Verbum, es por ello que la Iglesia no es vieja, es antigua, no es de necios es de sabios. y siempre saca lo nuevo de lo viejo, lo permanente de lo pasajero. Todo pasa todo se transforma decía una frase y así los cristianos (la Iglesia) debemos saber que las cosas que vivimos en nuestro entorno siempre pasan. La Iglesia sigue siendo tan nueva como antes, tan perseguida como antes, tan odiada como antes y siempre necesaria como antes. Bendiciones Monseñor.
Me atrevo también a decir que una frase que utilizan en el título del blog es muy vidriosa yo jamás utilizaría esa frase en una Iglesia particular como la de ustede que ya tiene pastores excelentes como predecesores y sacerdotes muy buenos. La reforma de la reforma es una falacia y un insulto a todo lo anterior, se lo digo con el mayor de los respetos Excelencia. El único que puede reformar la Iglesia es el Espíritu Santo, nosotros sólo debemos estar en oración y dispuestos a hacer la voluntad de Dios, que es que todos seamos uno en el Amor.