Todas las instituciones necesitan algún indicativo externo que las identifique delante de los demás. Existen rasgos externos que nos permiten apreciar que algo es algo y no otra cosa. Pues bien, la Iglesia siempre quiso identificar a los sacerdotes externamente, reflejando aquello que son internamente: personas consagradas, separadas del mundo para el servicio divino; y siempre ha sido casi natural ver a un clérigo vestido e identificado como tal, desde los tiempos de la sotana, cuando entonces esta era la primera y única vestimenta, hasta la segunda opción que es el clergyman (camisa clerical con la pequeña franja blanca bajo el cuello). Lo claro es que la Iglesia siempre quiso y quiere, naturalmente, que los sacerdotes estén bien identificados. Es un tanto difícil indicar el momento exacto en que se comienza a utilizar la vestimenta clerical –o al menos yo no lo sé–, pero lo que sabemos es que es antiquísima y por eso se merece toda nuestra consideración.
viernes, 10 de septiembre de 2010
viernes, 28 de mayo de 2010
Qué hacer con la vieja Iglesia en el mundo moderno 18:54

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